...c'è un principio d'ironia...


A veces las cosas son más complicadas de lo que parecen.

me encontraba yo aquí, deambulando entre inhóspitos segundos que tan sólo me propiciaban agonía, viendo cómo, milímetro a milímetro, mi piel se sumía en el tiempo, con la tristeza de dar sin recibir, bajo la lánguida melodía de un tren que se me escapa de la vía.

reencuentros y desencuentros, engaños, lágrimas, efervescencia en el corazón. si, ¿y que me resta? tan sólo el repiqueteo en la ventana de mis propias lágrimas, contra el vidrio, gritándome en silencios que dejara de ser así, y yo, harta de mi, y de mis largas noches en vela, de mis sueños plastificados y mis ideales tan lejanos...

pero ¿qué podía hacer? siempre fuí una persona soñadora, y ese fué mi gran error. Mantuve mis sueños por encima de todas las cosas y de tanto soñar acabé sin ver realidad alguna. El margen de lo racional se destiñó, y puede incluso parecer bello a ojos ajenos, pero para nada resulta afable. El tiempo erosiona, y la espera se vuelve incolora. La incertidumbre crece y...¿dónde quedan los ideales que tanto anhelaba? Tras las pérdidas de los sueños el espíritu se entristece, se endurece, e incluso enloquece. Toda esperanza se vuelve opaca, tanto, que apenas consigue vislumbrarse entre las tinieblas de mis antojos.

Tube uno, uno difícil. Ha pasado el tiempo y es ahora cuando lo empiezo a ver nítido. No sucumbía mis espectativas ni de cerca. Tan siquiera se aproximaba a mis ideales, es más, los contradecía. No sé por qué, incluso me lo cuestiono yo también, pero se posó ante mí y me deslumbro de tal manera que cegó cuanto me rodeaba. Resultó, como bien he dicho, un tanto contradictorio a mi ser, y me dolío, me dolió muchísimo...

Fueron largos periodos, largas noches, largos días. Estaba rodeado de espinas que se me fueron clavando y y el sueño se teñía de mi sangre, poco a poco, paulatinamente agonizando. Estaba rodeado de luces cegadoras, externas a él, que creían ser partícipes de su piel. las heridas se iban acentuándo minuto a minuto, lágrima a lágrima...

la primera me hirió, pero la segunda me destruyó. No sabía por dónde seguir, me sentía aturdida cuando de repente otra luz se encendió. Harta, torturada, debil y maltratada me aferré a ella con todas mis fuerzas y a ojos cerrados, sin mirar ni buscar nada más que una salida que mitigara mi atroz dolor.

[...Eppure sentire, nei fiori tra l'asfalto...]

pero esta vez de nuevo erré. La segunda luz no era a mi a quién necesitaba, ni yo tampoco a ella. pese a eso, jamás dejaré de agradecerle lo suficiente el haberme sacado de mi tormento. porque sin ella ahora mismo no escribiría esto, y pese a que su pérdida me dolió, el alivio que sentí al permanecer libre de cadenas y palabras afiladas fué algo verdaderamente placentero. fué para ser más rpecisos quizás un soplo de aire que movió mi posición unos pasos, mejorando notablemente mi humilde existencia.

y de mi...¿Ahora qué hay? Encontre súbitamente una nueva luz. y...¡qué ilusa!, pensaréis. de nuevo vuelve a caer.
no sé, es cierto que las luces cegan, como es cierto que esta tiende a resplandecerme más que las anteriores. Pero tengo la firme convicción de que es distinta. su luz no es amarillenta, sino blanca, y sin embargo es cálida. me abruma los sentidos. es de las tres la primera que no me ha herido. No puedo decir, sin embargo, que ninguna lágrima haya surcado mis mejillas desde que llegó a mi vida. Pero ésta vez las lágrimas eran de felicidad. Nunca antes me había ocurrido algo así, nunca antes había encontrado un ser que tanto se asemeja a mi y tan bien se acopla a mi sonrisa.
es curioso y complicado. lo busca sy no lo encuentras, lo anhelas, lo persigues, le gritas y más se aleja. te deja asolas con tu incertidumbre de saber si existe. Y te despistas un momento y aquí está, sonriente, esperándote tanto cómo tú a él...



[...c'è un principio d'ironia...]




esta vez creo que encontré a mi luz.